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La larga batalla legal contra Facebook de un estudiante austríaco de derecho puede acabar con el acuerdo que facilita la transferencia de datos privados de la Unión Europea (UE) a empresas o instituciones de Estados Unidos.
El Tribunal de Justicia de la UE, con sede en Luxemburgo, dará este martes su veredicto en un caso que podría impactar en firmas tecnológicas de Estados Unidos con presencia en Europa, como Facebook, Apple, Google y Microsoft.
Max Schrems, un universitario de 27 años que desde 2011 denuncia que Facebook vulnera reglas europeas de protección de datos, asegura que espera con “optimismo” la sentencia.
Este estudiante de Derecho en la Universidad de Viena está a favor del intercambio de datos entre países, pero con garantías.
“La cuestión no es si hay intercambio de datos -que debe de haberlo- sino si se hace con algún tipo de control o no”, declaró Schrems.
La pasada semana el abogado general de la UE, Yves Bot, recomendó anular una decisión de la Comisión Europea (CE) que considera a EE.UU. un “puerto seguro” para los datos privados.
“El derecho y la práctica de EE.UU. permiten recopilar, a gran escala, los datos personales de ciudadanos de la Unión que son transferidos en el marco del régimen de puerto seguro, sin que éstos gocen de una tutela judicial efectiva”, argumentó Bot.
El abogado agregó en su escrito que la decisión de la CE no impide que las autoridades europeas investiguen si un tercer país no garantiza la “adecuada protección de datos privados” y, de ser ese caso, suspender la entrega de esa información.
El Tribunal de Luxemburgo suele seguir en la inmensa mayoría de los casos las recomendaciones del abogado general.
“Los jueces (del Tribunal de Luxemburgo) han sido muy críticos en anteriores sesiones, más que el abogado general. Así que soy optimista y espero que salga adelante”, asegura Schrems, que se muestra sorprendido por la celeridad del veredicto.
“Ha ido rápido, pero hubo rumores de que la decisión sería pronto. Es poco normal, porque suelen tardan meses en emitir un veredicto”, indica. Schrems confiesa que espera el fin del proceso con “alivio” y desea pasar página a años de agotadoras disputas legales.
Este estudiante inició su particular cruzada contra Facebook en 2011, cuando descubrió que esa red social guardaba y analizaba datos de su cuenta a pesar de haberlos borrado.
En 2013, Edward Snowden, un ex empleado de la CIA, reveló que los servicios de inteligencia de Estados Unidos tenían acceso a datos privados almacenados en servidores de ese país, entre ellos los remitidos por sus filiales europeas, lo que favoreció la demanda de Schrems.
El austríaco apeló a la agencia de protección de datos de Irlanda para investigar esas afirmaciones, ya que es allí en donde Facebook tiene su sede para sus clientes de fuera de EE.UU.
Las autoridades irlandesas desecharon esa petición amparándose en el acuerdo de “puerto seguro” con Estados Unidos, pero elevaron una consulta sobre el caso al Tribunal de Luxemburgo.
Cuando está a punto de cerrarse este capítulo, Schrems lamenta que los abogados de Facebook hayan recurrido a acusaciones personales para desacreditarle como estrategia de defensa. “Que una empresa tan grande trate de dañar la reputación de un simple estudiante diciendo que sólo quiere dinero o un trabajo o salir en la prensa es ridículo”, sostiene.
Aunque este caso es sobre Facebook, una decisión que cuestionase el acuerdo de “puerto seguro” con EE.UU. afectaría a las más de 4.000 empresas que lo aplican. Algunas empresas como Microsoft, recuerda Schrems, ya ofrecen la posibilidad a sus clientes de guardar sus datos en “la nube” en servidores europeos y no estadounidenses. Una solución que quizá adopten otras compañías.
Schrems elogió a Snowden, cuyas revelaciones utilizó el Tribunal de Luxemburgo para argumentar su decisión, y critica a los políticos europeos por dar la espalda al exanalista de la CIA, quien tiene asilo político en Rusia. “Lo que siempre me sorprendió es la reacción de los políticos europeos: consideraron bueno lo que había desvelado y, al mismo tiempo, no quisieron saber nada de él para no enfadar a EE.UU.”, valora.
La embajada de EE.UU. ante la UE criticó la recomendación del abogado general al considerar que se apoya en “numerosas afirmaciones inexactas sobre prácticas de inteligencia de EE.UU.” y que no se había producido ninguna investigación de los hechos.
Schrems considera “extraño” que EE.UU. se inmiscuya de esa manera y le asombra que se alegue la falta de investigación cuando el programa que denunció Snowden de recolección de datos es secreto.
“Imagínese qué hubiera pasado si la UE dijera que el Tribunal Supremo de EEUU no tiene razón sobre algo y que debería tomar otra decisión”, reflexiona Schrems.
El estudiante desea en el futuro trabajar en algún proyecto de contenido social, pero distinto a la protección de datos: “Ya he tenido bastante de este tema”.